Yelena
Me levanté con las risas de mi pequeño.Él y su padre murmuraban bajito debajo de las sábanas.
—¿Quién hay por aquí? —las risas de Zacky me indicaron que había apretado en el sitio correcto para hacerle cosquillas.
—Mami, ¡para,para! —más risas se escucharon.
—¿Qué hacían los dos cuchicheando debajo de las sábanas?.
—No cuchi, cuchichamos.
—Cuchicheamos—
—¡Eso papi!. Mamá, no hacíamos eso que ha dicho papi.Es que no queríamos despertarte.
—De acuerdo, ven aquí cielo —lo abracé y dejé un beso en su cabeza.
Los dos rubios estuvieron un rato jugando hasta que los mandé a asearse para bajar a desayunar.
Habían pasado varios días desde que le dije a Izan que quería ver al asesino de mis padres.Él lo había interrogado varias veces pero en todas el resultado fue el mismo, silencio absoluto.No sabía los métodos que estaba utilizando pero sus nudillos venían ensangrentados cada vez que volvía del calabozo.
Desayunamos todos juntos , como ya era habitual, y aproveché para pedirle a Bri qu