Yelena
—¿He olvidado algo?.El señor Scott dijo que ya nos podíamos ir — pregunté preocupada .
—¡No!, osea, ¡sí!, sí nos podemos ir. Te buscaba por otra cosa —el moreno se rascó la nuca nervioso —.Siempre vienes en autobús y ya es muy tarde para que vayas sola hasta la parada así que he pensado que podría llevarte yo a casa, si no te importa.Me quedaría más tranquilo.
Tyler era un chico adorable. Un par de veces me había dicho de tomar algo después del trabajo con otros compañeros pero yo siempre rechazaba su oferta poniendo a mi hijo de excusa.
—Bueno, mi amiga ha mandado ya un taxi a por mí.
—No importa, le pagaré al taxista la tarifa por las molestias y podremos irnos.
En ese momento llegó un coche que reconocí al instante y paró a nuestro lado.
—Parece que ya ha llegado mi transporte —juro que no quise decir esas palabras en voz alta pero al parecer las dije.
—¡Oh!, debe ser un Uber. Voy a pagarle—no me dio tiempo a decirle nada a Tyler cuando Izan bajó del gran coche y se