Tanto Izan como Magnus se quedaron congelados por un instante, a lo que el Beta fue el primero en reaccionar.
—¡Magnus! —exclamó, sacando al guerrero de su estado atónito.
—¡Sí, señor! —entendió de inmediato la orden de Izan sin que tuviera la necesidad de articularlo—. ¡Levántense, guerreros! ¡No