El albino se apoderó de los labios de la híbrida y aquel sabor dulce de su saliva lo dejó extasiado, lo cual lo hizo aferrarse a ella con más insistencia. Temía que, si la soltaba, aunque fuera por un segundo, ella aprovechara para zafarse de él.
Kallen luchó por liberarse, pero éste, aunque estaba