capítulo 8.
Capítulo 8.
Narrador omnisciente
Kerry entró a la habitación y lo primero que vio fue a su luna, sentada en la cama, con la mirada perdida en la pared. Sus ojos, antes tan llenos de luz, estaban vacíos, muertos. Sin pensarlo, se acercó a ella e intentó tomar su mano, pero Zaria la apartó con un movimiento seco.
—Ya no está —dijo con voz apagada, sin emoción.
Kerry la observó en silencio. Esa no era su luna. La mujer que tenía delante no era la misma que llenaba los pasillos con su risa, la que siempre tenía una palabra amable para cada miembro de la manada. La Zaria que amaba había desaparecido.
—Mi luna… —murmuró, pero se calló al ver que ella no reaccionaba.
—Tú me lo quitaste —agregó ella con la misma voz monótona.
No alzó la voz, no lo miró. Su tono fue plano, pero cada palabra llevaba la fuerza de mil tormentas. Era una sentencia pronunciada desde lo más profundo de su alma quebrada, una verdad afilada que cruzó el aire como un cuchillo en medio del silencio. Kerry sintió que el m