Lucifer apareció entonces, en medio de aquella casa y observó a uno de sus cogobernantes. Aunque él era buen amigo de Radu y Vlad, no imaginó la causa de una convocatoria tan fuera de lo común. Entonces lo sintió, avanzó aprisa a mirar a la joven durmiente.
—Mi hija.
—Si, Lucifer. Y soy uno de sus compañeros, Korvoz y Dragos Dracul son los otros dos.
—Mi niña, mi pequeña…
Miles de emociones distintas recorrían al monarca del inframundo. Con puños apretados se arrodilló frente a su hija y le acarició el rostro.
—Siento en ella un gran poder, también algo de tú energía si no me equivoco, Amón.
—Correcto Lucifer, la he puesto a dormir. Necesita descansar. Aún es más humana que demonio.
—Pero no está en peligro, porque los tiene a ustedes, siento la fiereza y el amor que proyectan sobre mí hija.
—Lo hacemos —añadió Dragos —somos afortunados de tenerla y nos aseguraremos de que siempre esté a salvo. Pronto sabrá toda su historia. Moonwalker la ha atado a él y si deja