Vlad escuchó todo sintiendo asombro. Le debían a Rafael la vida de su sobrino, y por eso, lo recibirían con los brazos abiertos tanto a él como a su compañera y a su suegra. Y así se lo dejó saber a Lucifer.
—Sorpresiva la noticia, misma que ha causado revuelo entre los celestiales, Vlad. Por eso me atrevo a pedirte esto.
—Quieres que hagamos a Rafael como nosotros, no que sea un demonio.
—¿Cómo lo has sabido?
—Era lógico, porque si haces una trasformación, la guerra entre celestiales y el inframundo será inevitable.
—Me preocupa un poco tu sobrino, mitad ángel mitad vampiro, y muchos van a temerle.
—Otros lo querrán muerto.
—Por el momento, Rafael debe permanecer en el inframundo, Áurea, su madre, e Ileana, se quedarán en casa de Rafael, siendo custodiadas por Kellen y Morgana.
—Estará débil.
—Sí, sin sus alas será vulnerable y aunque sea completamente inmortal, igual pueden herirlo de gravedad. Debe pasar un tiempo con nosotros y aparecerá para la batalla contra Salomón.
—Nuestro