Termino de comer esas quesadillas, realmente le quedaron deliciosas y eso es algo que no puedo creer.
Me pongo de pie y recojo mi plato por lo que enseguida Alexander me quita el plato y me arrincona en la barra.
—¿Qué haces? —pregunto confundida.
—Tratarte como la princesa que eres —me toma de las manos y las besa.
Me carga y me deposita en la barra mientras acaricia mis mejillas, cierro los ojos y solo siento esas caricias.
—¿Por qué haces esto? —acaricio sus manos.
—Porque te amo—siento sus labios en los míos.
Profundiza ese beso y es cuando me doy cuenta de que no puedo seguir engañándome a mí misma, lo amo, lo amo tanto, no puedo estar equivocada cuando me niego a