POV de Clara
No sé en qué momento exacto me quedé dormida.
Solo sé que el mundo que me esperaba ya no era mi habitación, ni las paredes de mi casa, ni el mismo mundo que había dejado atrás.
El aire aquí era espeso —como una niebla que respiraba—.
El cielo era gris, y en su centro colgaba la luna, enorme, pero no blanca.
Roja pálida, como una herida que aún no ha sanado.
Me encontraba de pie en medio de una pradera que temblaba bajo la luz de esa luna.
Había un sonido a lo lejos, suave, pero desgarrador.
Alguien cantaba.
Mis pasos se movieron por instinto.
Mis pies descalzos tocaron la tierra húmeda, y con cada paso, un susurro surgía desde el suelo —como si el viento pronunciara un nombre escondido.
Sofía.
Me detuve.
La voz volvió, esta vez detrás de mí.
Giré sobre mí misma.
Había una mujer de pie a unos metros.
Su vestido blanco ondeaba con lentitud, su cabello negro le caía hasta la cintura, y su piel brillaba pálida bajo la luz lunar.
Me miraba —y su rostro… Dios.
Era como un espej