Me visto con lo más provocativo que encuentro en mi closet, un vestido azul celeste que resalta con mi piel oscura. Es de tirantes finos que se amarran en mi nuca y tan corto que apenas cubre mi trasero. Los convino con unos tacones blancos y pongo mi rebelde pelo castaño en un moño alto.
Observo mi apariencia en el espejo y asiento satisfecha. No quiero ser más la sombra de Lexi, mi mejor amiga desde niñas. Estoy harta de que sea ella la que destaque entre las dos, y esta noche en la fiesta de la hermandad Delta Kappa, pienso brillar y ¿por qué no?, ligar.
Es hora de ser yo misma, de amarme y no dejar que la bomba sexy de Alexia Williams me opaque siempre.
Tal vez hoy encuentre a mi chico del beso perfecto. Sonrío ante mi pensamiento. Todas las veces antes de salir pienso en esa estupidez, mi madre me ha llenado la cabeza de cuentos de hadas estúpidos y de príncipes azules imaginarios.
La puerta de mi habitación se abre de golpe y ruedo los ojos.
— ¡Aprende a tocar! —Le grito a quien