Rebekah
Luego de hablar con Gina, me llegó un mensaje al poco rato, diciéndome que hoy a las dos la psicóloga podía atenderme. El día de ayer comí junto a Thiago y seguido volvimos a su apartamento, y aunque fue atento conmigo, lo sentía medio distante a la vez y sé que es por mí, por lo que yo no puedo darle. No ahora.
Las nueve de la mañana, hora en la que debo entrar al instituto a tomar mis clases diarias. Thiago me ha traído en su auto y se despide de mí con un pobre beso en las mejillas.
—Nos vemos en la tarde. —Me dice y yo asiento. No agrega nada más.
—Adiós.
Salgo del vehículo, nada de un beso apasionado, nada de sus comentarios subidos de tono, ni siquiera una pequeña broma. Suspiro y entro al recinto, ya hablaré con él más tarde.
Para asistir a la dichosa consulta tuve que saltarme una clase. Así me da el tiempo para almorzar e irme a la oficina de la doctora. Gina me acompaña en la comida y se lo agradezco, necesito compañía, alguien con quien hablar. Estamos sentadas en u