Kareelle:
Un suave agarre en el hombro me despierta, bizqueo hasta que puedo ver quién es la sombra negra.
- ¿Daied? –pregunto al notar su indiscutible porte.
- Siento despertarte pero, dirás que es una niñada pero... le temo a los truenos... sé que es mucho pedir pero... ¿podría dormir contigo? –dice, su voz me revela que no miente, no puedo imaginar que él le tenga miedo a algo, pero el hecho de que lo haga, provoca más que risa, ternura.
- Claro, después de todo, tú me ayudaste con la rata –digo moviéndome a un lado para que pueda acostarse.
- No diría que te ayude –susurra mientras se mete bajo mis sabanas–, sólo te avise cuando la rata se fue.
- Eso fue bueno, si hubiese estado sola, habría hecho el tonto –digo bajo, algo apenada.
- No creo, buenas noches – di