Kareelle:
Después de conocer a Vapula, un demonio muy agradable; y a Romeo-Edgar, un vampiro muy apuesto, aunque claro, no tanto como Daied; nos dirigimos a mi casa para terminar la maqueta.
- Listo –dice él poniendo la última parte del continente americano.
- ¿Te quedas a cenar? –pregunto al ver la hora, siete y media.
- Sólo sí me permites cocinar –dice besando mi nariz.
- Bien –digo, porque con esos pequeños detalles, me resulta imposible decirle que no.
Daied camina a la cocina, abre el frigorífico y saca varias cosas; las coloca en la pequeña isla a un lado de la estufa y se vuelve para sacar sartenes.
Comienza a cocinar y no me permite ayudarle, así que me siento en uno de los bancos y espero a que termine.
Antes de que termine, me levanto y coloco la mesa, del frigorífico saco el jugo de naranja;