Capítulo 58. El reclamo.
Esa noche Robert pasó la mayor parte del tiempo en su despacho, ahogando sus frustraciones con el licor. Cuando subió a la habitación, ya Samantha dormía y el amanecer comenzaba a despuntar en el horizonte.
Tan solo pudo descansar un par de horas sin poder dormir. Los recuerdos, las culpas, rabias y desesperaciones, no se lo permitían.
Cuando ella despertó a media mañana lo encontró aún vestido, sentado en un sillón frente a la cama. La miraba con fijeza a través de unos ojos cansados y cargados de enormes pesos.
Se cambiaron y bajaron a desayunar manteniendo siempre el silencio. Estaban cerca, aunque se sentían lejanos. Ansiosos por superar la distancia que los separaba para volver a estar juntos.
—Señor, tiene una visita —comunicó Morrigan al entrar en el comedor cuando ellos ya había terminado de comer.
—¿Quién demonios viene a esta hora? —preguntó molesto y se recostó agotado en la silla.
—Es el señor Norman Breidert, señor.
Tanto Samantha como Robert se impactaron por esa notica.