Capítulo 3

Y ahí me encontraba siendo un hombre completamente distinto a lo que he sólido ser; alegre, espontáneo, suelto, risueño e incluso tan hablador como el mismo Colin lo ha sido toda su vida, que hasta la garganta me dolía de tanto que hablaba de una cosa y otra con Amelia; la desconocida bonita que está haciendo de mi nuevo año uno muy diferente.

Quiero creer que es a causa de las varias botellas de cerveza que he bebido sin control, una detrás de la otra sin detenerme, que me siento más relajado y con la necesidad de soltar esos muros de indiferencia y soledad para siempre. Además de que, ¡la cerveza está tan dulce y rica! Baja por mi paladar como si de agua se tratase. También tiene notas amargas que me hacen estremecer entre trago y trago.

—Cuéntame algo más de ti, Amelia — le pregunté, soltando el nudo de mi corbata sin dejar de mirarla a los ojos.

Rayos, cada segundo que pasa la veo más bonita que el anterior. Estas bebidas alcohólicas son peligrosas, nos hacen ver en 3D la realidad.

—Bueno, como ya te lo dije, hace un par de meses me gradué y he estado en la búsqueda de empleo desde entonces, pero ha sido un poco difícil para una recién graduada. ¿Y tú? Aún no me has dicho en qué trabajas.

—Trabajo en una empresa de telecomunicaciones, nada importante — le resté importancia con un movimiento brusco de mano—. Estoy seguro que pronto te darán empleo. En algún lugar deben solicitar una hermosa chica como tú para lo que sea eso que estudiaste.

Noté que se sonrojó incluso más de lo que ya se encontraba, pero se echó a reír, apoyando una mano en mi brazo. Mientras mi mente explotaba por el tibio tacto de su mano, mis ojos no se podían apartar de esa sonrisa tan bonita y en el intenso brillo de sus ojos. No teniéndola tan cerca, he podido descifrar el color de sus ojos.

—Seguro que sí — dijo finalmente—. Mi madre dice que nunca hay que perder la fe.

—Las esperanzas son lo último que se pierden.

—Exacto — bebió un trago largo de su botella—. Esto está muy dulce. Me gusta.

—De hecho, nunca había probado una cerveza de estas — más bien la única, fue lo que pensé, más no lo dije.

No quiero ser un hombre extraño, que nunca ha vivido una experiencia como estas por estar de lleno al trabajo y a hacer crecer su empresa. Por primera vez, estoy siendo Harper, un hombre que charla y se ríe de cualquier estupidez con un linda chica.

—Ya me siento un poco mareada, pero esta cerveza es tan adictiva que no puedo dejar de beberla.

—Creo que deberíamos parar, ¿no crees?

—¡No, claro que no...!

—Los queremos invitar al salón principal para recibir en conjunto la llegada del nuevo año — anunció una voz mediante un parlante—. Gracias por su atención. Con cariño, la gerencia del Hotel 55.

—¡Vamos a dar el nuevo año a todos, Harper! — vociferó efusivamente, tomando mi mano y guiándome al salón principal.

No me di cuenta de lo ebrio que me encontraba hasta que me puse de pie. Todo daba vueltas a mi alrededor, tenía el presentimiento de que tropezaba con mis propios pies y que iba dando cada paso de manera poco recta. Esto es tan impropio de mí, pero no me arrepiento en lo absoluto de haber escapado de esa rutina tan vacía y silenciosa.

El salón estaba lleno, habían parejas, familias enteras y uno que otro fuera de lugar como Amelia y como yo que acabamos allí por cosas del clima y del destino. El bonito y enorme árbol se encontraba iluminando todo, no había necesidad de tener más luces encendidas para tener mayor claridad de las personas. Todos nos arremolinamos, esperando que el reloj marcara el tiempo justo para cantar a todo pulmón el conteo regresivo.

—¡Ya es hora! — Amelia estaba muy emocionada, parecía una pequeña niña.

Pero, para ser honesto conmigo mismo, se ve mucho más hermosa así de sonriente que llorando y pensando en un idiota que no supo valorar su amor.

La tensión, la nostalgia, los logros, los sueños que aún siguen latentes en nuestros corazones, las ganas de devolver el tiempo y hacerlo todo mejor, las sonrisas de mi madre, los buenos y sabios consejos de mi padre y el mejor e incomparable hermano del mundo llenaron mi cabeza de buenos recuerdos y de todo aquello que debo cambiar para este año que falta poco en llegar. Debería estar con ellos, pero por alguna razón me encuentro en este lugar, siendo tomado fuertemente de la mano de una chica preciosa y muy encantadora que conocí por la causalidad del destino.

—¡Cinco!

—¡Cuatro!

—¡Tres!

—¡Dos!

—¡Uno!

—¡Feliz año...!

Todo se descontroló en la última oración que todos cantamos al unísono. Abrazos, besos, e incluso sentí en mi cabeza la lluvia fría de lo que supongo es vino o alguna bebida alcohólica. Las personas allí se abrazaba como si se conocerían de toda la vida mientras deseaban bendiciones y prosperidad a diestra y siniestra. El ambiente en el hotel era de genuina felicidad, no había tiempo de estar nostálgico por los familiares que no están con nosotros.

—¡Harper! — seguidamente sentí que una máquina me aplastaba contra el suelo con su peso, a pesar de que Amelia es bastante pequeña y delgada, pesa y tiene gran fuerza—. Feliz año.

—Feliz año...

No pude resistirme, el impulso y las ganas fueron más grandes que mi razón y todo lo que me he impuesto por años. Me apoderé de su boca, engullendo su cuerpo entre mis brazos y acercándola un poco más a mí si es que era posible. Degusté en su paladar el dulce sabor de un primer beso que me llevó a la gloria y me hizo sentir esas vibraciones que tanto mencionaba Colin, pero el muy hijo de su divina madre, no me dijo que esos calambres eran insoportables y dolorosos mientras la fricción se prolongaba y se hacía cada segundo más intensa.

—¡Vayan a una habitación!

Estando lejos de separarnos el uno del otro, volvimos a escuchar el agudo grito de una mujer.

—¡Hay menores con ustedes! ¡Por favor, hagan eso en la privacidad!

La severidad con la que la mujer gritó, nos hizo separar de inmediato, con la cara roja de vergüenza, las respiraciones aceleradas, con los labios hinchados y las ganas latentes de seguir devorándonos la boca.

—Lo siento mucho... — se levantó de encima de mi cuerpo, dejando la evidencia clara de mi exitación frente a todos los presentes.

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