Capítulo 3

- ¿Y? ¿Qué tal ha estado el polvo de anoche? - Dijo Joshito al otro lado de la línea telefónica.

Es sábado y son las 11:45 am. 

Se supone que debo ir a entrenamiento en una hora así que estoy tomando desayuno mientras mi hermana y sus tres amigas duermen abrazadas a sus espátulas en el piso del living.

Algo me dice que no las deje ver más películas de ladrones y policías.

-No estuvo entre los mejores 20 pero, tiene buenas tetas- Dije mordiendo mi manzana.

-Al menos tú tuviste acción, Lilly me dejó plantado anoche. - Dijo decepcionado.

Lilly Hans es la segunda chica más ardiente de la generación hasta el momento (la primera es Sara-lee) ella y Josh han tenido una relación de "Follamigos" durante año y medio, pero él nunca se la ha tomado ni se la tomará en serio.

Como todas, Lilly es solo otra más.

- ¿Menstruación? - Pregunté curioso, son muchos factores poco beneficiosos cuando les pasan esas cosas de mujer. Nosotros somos los que más sufrimos.

-Peor. - Se detuvo para respirar. - Tenía una cita. - Suspiró.

-Uh... lástima campeón, es buen polvo pero, se arma muchas películas.

A veces se comportaba como loca obsesiva, no hay por qué negarlo.

-Hermano, debo irme, te llamo al rato, Robbie está despertando y tiene mis boxers en su cabeza. - Y colgó.

Borrachos.

-Buenos días, Caleb. - Reconocería esa voz a kilómetros de distancia porque: 1) Ella, es el único ser humano en bola del mundo, aparte de mi madre, que me llama por mi nombre. Y 2) Su voz es tan agudamente tierna e infantil, que es inconfundible.

-Buenos días, Mocos. - Dije para voltearme a verla con su pijama de cupcakes. - ¿Qué tal durmieron? ¿Las defendiste, guerrera dragón? - Pregunté para hacer una pose ninja que vi en una peli hace algunas noches.

-Eres un...- Se detuvo a pensar qué insulto lanzar. - ¿Bobo? - Cosita. - En fin, solo nos pillaste por sorpresa en un mal momento, en verdad sonaste como un ladrón.

-Ajá, claro- Giré los ojos al aire. - Para la próxima, piensen en que no acaban con un ladrón, usando espátulas y almohadas, chiquita. -Salí caminando de la cocina para dirigirme a la puerta principal.

-Que te vaya bien en el entrenamiento de hoy, Caleb, usa guantes para proteger tus manos y calienta correctamente antes de comenzar. - Escuché y cerré la puerta tras de mí.

Subí al auto y conduje directo a mi gimnasio, el cuál llevaba como dos horas de haberse abierto. Abrí las grandes puertas que dirigían al sector de Boxing y dejé mis cosas en el locker de los vestidores mientras me cambiaba. Salí de ellos y me dispuse a calentar cuando me entró una llamada, era mamá.

- ¿Bueno? - Dije mientras seguía trotando.

-Hola hijo, ¿Qué tal todo? - Sonó la voz desesperada de mamá.

-Bien, todo tranquilo, má. - Dije tratando de regular mi respiración al trotar y hablar. - ¿Sucede algo?

-Pues... no, nada nuevo, hijo ¿Puedo pedirte un favor pequeño, cariño? - Oh no, ahí vamos. Me detuve en seco.

-No te daré dinero, te pasé suficiente la semana pasada. - Dije serio, ya entendía todo.

- ¡Vamos, hijo! Es que me cortaron la luz y el agua, ya no tengo comida ni...

-Está bien, apenas termine de entrenar te hago una transferencia, adiós- Y colgué.

Me llené de mucha ira, ya sabía lo que estaba sucediendo, era siempre lo mismo con ella; jamás regresaría a ese paso.

Comencé a trotar y en ese momento dejé de pensar en ella solo para concentrarme en el flujo de oxígeno que entraba y salía de mi cuerpo.

El entrenamiento pasó tranquilo, algunas peleas, pruebas de reflejos y prácticas en saco. Mi entrenador, el señor Wick, siempre me exprimía y presionaba hasta el punto de dejar de sentir mis piernas y brazos.

-Ya puedes irte, Espectro, nos vemos el lunes. -Dijo el castaño, dándome pase libre para ir a las duchas y sacarme el sudor de mi cuerpo.

Al salir del gimnasio y subir a mi camioneta vi una cabellera rizada negra, cruzar corriendo la calle hasta la otra esquina. Fruncí el ceño.

¿Qué hace Sara-Lee por aquí?

La seguí hasta que la vi caminando por rápidamente, vi a un chico persiguiéndola detrás.

Avancé con sigilo hasta estar un poco cerca, para poder detallar mejor la situación.

Ella caminaba con velocidad mientras el muchacho le pisaba los talones gritando su nombre para atraer su atención hasta que la alcanzó y la tomó del brazo con brusquedad. Dijo algo que por la distancia no pude descifrar mientras ella lo observaba con los ojos bien abiertos y asustada. Detuve el Jeep justo frente al lugar de los hechos y abrí la puerta para atraer su atención.

-Sube, Sara-Lee- Dije con calma fingida mientras el tipo miraba al interior de mi joya para ver quién es.

-Vete a la m****a, Espectro. - Dijo el tipo y trató de llevarla fuerte del brazo a otro lado, pero ella se resistió.

-Le dije que suba y ella viene conmigo, vete a joder a otro lado. - Dije con dureza y ella se soltó de su agarré, subió y cerró la puerta.

Se quedó en silencio, mirando seriamente a través del vidrio delantero mientras me alejaba del lugar de los hechos. Cuando ya estábamos a una distancia prudente, me dispuse a pedir información.

- ¿Qué m****a estaba pasando ahí? - Hablé sin despegar la vista de la autopista.

-Es mi compañero de grupo, me invitó a salir, y no salió nada bien. - Se detuvo y respiró con pesadez. - Gracias por ayudarme Caleb, no hacía falta.

- ¿Que no hacía falta? Ese tipo estaba molestándote y yo quiero practicar mis izquierdazos fuera del ring así que nos beneficiaba a los dos, Mocos. - Dije mirándola a ella por primera vez.

Detallé su brazo, tenía los dedos de ese tipo marcados.

- ¿Por qué no simplemente lo pateaste en las bolas, Sara-Lee? Sabes que tienes más fuerza de la que aparentas. - Hablé tratando de sonar un poco más serio; ella pudo haberle sacado los dientes a ese tipo si quisiera, tiene brazos de beisbolista.

-Sabes que no sé golpear y tampoco quiero aprender, no me gusta agredir para solucionar un problema. - Dijo mirándome ella también.

- ¿Entonces dejarás que te violen la próxima vez? - Pregunté serio, sinceramente ella me sacaba de mis casillas con toda su m****a de amor y paz.

-Él no iba a violarme, quería una cita y yo no acepté, eso es todo. - Regresó su vista al frente.

- ¿Sabías que eres mala mintiendo? - Esperé su respuesta, pero no recibí ninguna. -No me ignores, Mocos. - No me respondió más.

Su celular sonó antes de que pudiera decirle algo más.

-Hola... no... Papá Thomas dijo que no... bueno, allá te veo, adiós. - Y colgó.

- ¿Te llevo a tu casa? - Ahora sonaba extremadamente serio, esto no era una situación de juego y ella lo sabía.

Ese poco hombre me iba a escuchar, yo mismo voy a encargarme de reciba lo que merece.

-Si, por favor.

Y todo se quedó en silencio hasta que, al llegar, se despidió con un "Gracias" y se bajó del auto.

Me acerqué momentáneamente al banco para cumplir mi palabra con mamá, y seguí mi camino.

Hoy es tarde de partido así que fui a casa de Aladdín (Alex) donde nos reuniremos "Los cinco fantásticos" para tomar cerveza y disfrutar de él. Hoy se jugaba la semifinal, y Chris y Robbie estaban comportándose como estúpidos por eso, así que conduje hasta el lugar y me bajé, solo para alcanzar a ver a lo lejos, como Joshito y Robbie se hallaban sobre el techo, pintados de azul.

Estos monos están bebiendo desde temprano sin mí.

- ¡Llegó nuestro princeso! - Gritó Robbie mientras todos se bajaban ayudados de un árbol para saltar sobre mí.

- ¡Oh! mi valiente caballero de brillante armadura. - Suspiró dramáticamente Chris en mis brazos.

- ¡Quítate, zorra malparida! ¡Es mi hombre! - Gritó Josh tirando al chico de mis brazos y abrazándome muy homosexualmente.

-Chicos, en la calle no. - Dije haciendo caras de desesperación para que pararan.

- ¿Te avergüenzas de nosotras? ¡Maldito PlayBoy descarado! - Gritó Alex, tirando de Josh para mirarme con cara de exagerado dolor.

-No sean tan perras, vamos adentro, que el juego ya empieza. - Dije sacudiéndome la pintura azul que Chris había dejado en mis manos cuando saltó a mis brazos.

-Nos debes una cogida a cada una, papasito. - Habló Robbie agudizando su voz y exagerando una mueca que en las mujeres sí se ve sexy, pero en él... No tanto.

-Báñense con agua fría, perras calientes. - Dije entrando por fin a la casa, con las estruendosas risas de mis amigos detrás de mí.

Robbie y Chris son dos chicos altos, rubios, blancos y musculosos, jugaban fútbol americano. Josh es moreno, con descendencia afro-árabe, musculoso y jugador de Beisbol. Alex, por el contrario, es ligeramente moreno, como color trigeño y su cabello es de un tono castaño, juega Basquetbol. Yo, por mi lado, soy musculoso, estúpidamente sexy, descendencia mexicana directa por parte de mi padre y unos ojos color miel, como herencia de mi madre; soy el más sensual de los cinco, yo tengo el sabor latino.

Ellos son unos imbéciles.

El juego comenzó y los muchachos y yo no hacíamos más que derramar cerveza por doquier con cada salto de emoción que dábamos y gritar cuando algo nos sorprendía, la tarde se nos fue en peleas con el televisor, entre nosotros mismos y con los repartidores de pizza.

Al final, el equipo que apoyábamos perdió, así que para subir los ánimos llamamos a algunas chicas del instituto para que nos ayudaran, no sé si me entienden.

Me llevé una rubia al cuarto y al terminar con ella, me fui sin más a mi casa, ya eran las nueve de la noche y yo necesitaba dormir, moría de cansancio.

Al bajar del auto y entrar a mi casa, el delicioso olor de Muffins preparados por Alanna inundó mis fosas nasales.

Mi melliza estaba en la cocina terminando de sacarlos de la bandeja, yo me acerqué a la isla de ésta y tomé uno; son de chocolate, que puta delicia.

- ¡Deja! Que son para sobornar al profesor de matemáticas mañana. - Exclamó ella dándome una palmada suave en la mano, a modo de regaño.

-Uno sólo no te quitará ni dará más puntos, pequeña manipuladora, solo quiero uno, muero de hambre.

-Grano en el culo.

-Negra.

-Indocumentado.

-Dolor de huevos.

-Pinky.

-Cerebro.

-Ya basta chicos, dejen de pelear y vengan a ver televisión con su padre. - Exclamó papá desde el living, haciendo que corramos hacia él para ver una película en Netflix.

La noche pasó entre ver películas con papá, pelear con Alanna y dormir como un bebé.

Éste galán tuvo un gran día hoy.

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