—Por favor escúchame —Bastian sujeto el brazo de Natsuki—, por favor Natsuki, solo te pido que me escuches.
Natsuki se sacudió el agarre de Bastian.
—¿Qué me vas a decir exactamente? —Natsuki lo encaró—. ¿Acaso te vas a disculpar?
—¡Si! —gruño Bastian—. ¡He intentado disculparme contigo desde hace dos semanas! ¡Si ya no quieres ser mi amigo está bien, pero tienes que escucharme gran idiota!
Natsuki saltó encima de Bastian y los dos empezaron a pelearse a golpes en medio de las escaleras. Cayeron estrepitosamente varios escalones atrayendo la atención de varios criados y algunos miembros de una manada colombiana que había sido instalada en el palacio.
En esos días el palacio estaba abarrotado de todo tipos de invitados y de representantes de manadas, como la misma ciudad estaba abarrotada de visitantes. Todos querían ver o escuchar los juicios de guerra.
Los dos rodaron al pie de la escalera mientras los miembros de la manada colombiana les gritaban algo que ninguno entendía.
—Yo de ve