GRIS
Sentir los labios de Hans de nuevo, hace que en mi interior se remueva algo que me altera y me obliga a alejarlo. Mi pecho sube y baja, lo mismo le sucede a él, toco mis labios, un ligero temblor recorre mi cuerpo como si fuese una descarga eléctrica.
—No lo vuelvas a hacer —digo sintiendo que mi pecho colisiona.
Hans retrocede, la confusión llena sus ojos de inseguridad y arrepentimiento. Una punzada en el pecho me avasalla y tomo una larga bocanada de aire.
—Perdón.
—No te preocupes, solo no lo vuelvas a hacer, recuerda que esto es pura fachada.
Frunce el ceño.
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