Las palabras de Fane tocaron la fibra sensible de Xurxo. Sin duda, no tenía la misma habilidad que Fane para enseñar y tampoco tenía la capacidad de competir con él. Siendo un alquimista, naturalmente invertía una gran cantidad de tiempo en la alquimia, y no podía compararse con los guerreros.

Además, Fane había derrotado a Benito, quien era un discípulo heredero de la Secta Sol Primordial. Incluso un discípulo heredero de la Secta Sol Primordial no era rival para este individuo que tenía delante. Como alquimista de la Secta Sol Primordial, tampoco tenía posibilidades de vencer a Fane.

No hablemos de él solo, incluso si todos sus hermanos presentes se unieran, probablemente no serían rival para Fane. Fane decía que estaba aprovechándose de la situación, y no estaba equivocado, pero no podía soportar esta humillación y casi se desmayó de la rabia.

—¡Maldito mocoso! Puede que tengas un día en que caigas en desgracia, y cuando salgas de la Ciudad Ylenia, ¡será tu sentencia de muerte!

Fane