Capítulo 33. Angustia.
Capítulo 33.
Angustia.
Los Mimos del Milagro y la Ansiedad Inminente
La mansión Salas está inundada por la alegría desbordante de Cristal. La pequeña hace un bullicio constante, una celebración ruidosa de su próxima promoción a hermana mayor, y por partida doble. En la escuela ya saben que su madre está embarazada. Cada día trae dibujos: ella, Máximo, Kaitlyn y sus dos hermanos, garabateados con crayones brillantes.
Máximo cuida de su esposa con una devoción febril, como si ella fuera un objeto frágil de un valor incalculable.
En la sala, Kaitlyn está recostada en el sofá, mientras Máximo apoya su cabeza sobre el regazo de ella, acariciando suavemente su vientre. Cristal, sentada a su lado, toma el cepillo con sumo cuidado.
“Mamita, te voy a cepillar el cabello”, dice la pequeña, y suelta el cabello de su madre en ondas suaves, haciéndole moñitos.
Máximo alza la vista hacia Kaitlyn. “¿Ya tienes hambre? ¿Se te antoja algo?”
“No, mi amor, estoy bien”, responde Kaitlyn, sus dedo