Ignoré a Gerald y continué hablando con Federico quien parecía muy emocionado de contarme sobre su vida, sus ganancias y sobre todo lo que había logrado en su carrera. Lo escuché atentamente mientras veía con el rabillo del ojo a esa mujer pasar sus manos por el pecho de Gerald, acariciándolo como si fuera una adquisición preciosa y él no se quejaba en absoluto.
Conmigo todo era caos, peleas, discusiones y límites por mi supuesto parecido con Erika que al final terminé por no ser tan parecida a esa idiota.
Aún no entendía por qué había insistido tanto en ese contrato si de todos modos no le iba a funcionar y yo tampoco le daría mi primera vez, a pesar de que ya le había dado mi primer beso.
—Mili… ¿estás ahí? Llamando a Mili al planeta tierra —dice Federico moviendo una mano frente a mí con cara de susto y a la vez de asombro cuando volteo a verlo.
—Lo siento, estoy viendo algunos productos que necesito, ¿te importa si me acompañas en lo que me dices? —Sonreí amablemente y me dispu