Capítulo 11: Lo que ella más ama.
Aquella mañana el sol bañaba el jardín de la residencia Romano, propiedad de Becca y el refugio de Victoria. Las aves revoloteaban de un lado a otro alborotadas por las pequeñas semillas que la rubia arrojaba sobre el pasto fresco para alimentarlas, sin embargo, su mirada estaba fija hacia la nada; estaba perdida en los muchos pensamientos que la atiborraban desde temprano.
Era domingo, día libre para ella ya que había acudido a trabajar en sábado a pesar de que no le tocaba hacerlo, y lo había hecho tan solo para olvidar lo que Laurent Visconti le había dicho, sin embargo, había pasado algo completamente inesperado.
Esa noche Victoria no tendría que ir al bar y, francamente, se sentía reconfortada por no tener que hacerlo, sus blancas mejillas volvían a colorearse de rojo al recordar aquel demasiado bochornoso momento entre ella y Lorenzo Visconti; aun podía sentir aquel enorme y poderoso cuerpo pegado al de ella y recordaba lo diminuta que era en comparación a él, aquellas palabras