Capítulo 32. ¡Te encontré!

Simón estaba parado fuera de la guardería de la empresa mirando a los niños de uno y dos años jugar. Su sueño de tener hijos se había desvanecido junto con su esposa.

No fue hasta después de que Madison desapareciera, que se dio cuenta cuanto deseaba a ese bebé que quería tener solo para complacer a su abuela

Pasaba casi todos los días a ver a los chiquillos de la guardería porque le recordaban a Madison. Sus trabajadores estaban muy agradecidos con su esposa por crear la guardería y se lamentaban que no hubiese regresado a la empresa.

Y el no podía decirles que la mujer que vivía en su casa no era su esposa, y que esta no estaba interesada en sus problemas, ni en los de nadie, que suficiente tenía con los suyos.

Con el remordimiento de conciencia.

Simón había desistido de obligar a Margaret a tomar el lugar de Madison en actos sociales y eventos, no tenía ganas de verla a la cara y pensar que por el estúpido plan de su cuñada, su esposa estaba muerta.

Porque no había otra razón para
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