Su estómago estaba por reventar; mientras se paraba fuera de la habitación de Caeli. Esperando que diera la orden para poder entrar. La puerta se abrió a su espalda - ya puedes pasar - se volteó. El chico salió con un montón de tela envuelta en sus brazos. Camisas y pantalones se podían distinguir entre las mantas largas - tenía una semana sin cambiarlas, ahora puedes acostarte en sábanas limpias.
Adair lo vio salir. “Me gustaban más con tú olor en ellas”, pensó - Descuida, he dormido incluso en el suelo sucio. No importa algo tan simple.
Caeli bajó la gran grada frente a su cuarto. Llevó el bulto y lo puso en uno de los lados de la pila - Mañana me ocuparé de esto.
Habían pasado el resto de la t