POV Isabella.

La noche transcurrió en una neblina de determinación y rabia contenida. Tres años de salario, esa cifra no dejaba de dar vueltas y vueltas en mi cabeza como un moscardón molesto. Jeremy pensaba que me tenía acorralada y que su cláusula era inquebrantable. El muy idiota.

Me levanté temprano, cuando apenas se divisaba el sol. No tenía que ir a la oficina, pero el hábito me empujaba. Me detuve frente al espejo y mi reflejo parecía distinto. Los ojos, antes cansados y tristes, ahora brillaban con una chispa peligrosa. Ya no era la Isabella sumisa que él conocía.

Cogí el móvil. Si iba a luchar, necesitaba munición. Lo primero era confirmar mis sospechas.

Marqué de nuevo el número de Heidy. Me respondió casi al instante.

—¿Isabella? ¿Estás bien? Ayer me dejaste preocupada. ¿Y qué hay de la guerra? ¿Contra quién? —se notaba que estaba impaciente por saberlo.

—Estoy bien, Heidy. Mejor que nunca, de hecho —mentí, sonriendo con una amargura que ella no podía ver—. Necesito un fav