POV Isabella.

Daniel, acunado en mis brazos, dormía plácidamente después de comer; su pequeño pecho subía y bajaba con una regularidad hipnotizante. La casa, en esos momentos de calma, se sentía como un santuario, un refugio de la tormenta que había sido mi vida.

Jeremy había salido temprano para la oficina, de nuevo sumergido en el frenético mundo de los negocios, pero su ausencia se sentía diferente esta vez. No era la misma distancia de antes, sino una especie de lazo invisible que nos mantenía unidos, una promesa tácita de su regreso.

El sonido del timbre me sacó de mis pensamientos. Era inusual recibir una visita a esta hora sin previo aviso. La señora Clara, nuestra ama de llaves, se acercó.

—Señora Isabella, hay un señor en la puerta. Dice ser Joseph Walton, su suegro.

Mi corazón dio un brinco.

—¿Joseph? ¿Aquí? En mi casa, sin Jeremy.

Me invadió un nerviosismo intenso. Las pocas veces que habíamos interactuado habían sido tensas, llenas de reproches y manipulaciones.

—Hazlo pas