POV Isabella.

Los días después de la visita al médico se fundieron en una niebla de ansiedad. El brillo de mi anillo de zafiro parecía burlarse de mí, un recordatorio constante de la vida perfecta que estaba a punto de desmoronarse.

La felicidad que sentía junto a Armand era tan grande que la idea de perderla me asfixiaba. Un bebé. De Jeremy. Justo ahora. La ironía era cruel.

Heidy se había convertido en mi sombra, su rostro reflejaba mi propia desesperación. Estabamos sentadas en mi lujoso salón, con la vista al mar, las maquetas de la boda en París esparcidas por la mesa y el silencio era estridente.

—Isabella, tienes que decidir qué vas a hacer —dijo Heidy, su voz suave pero firme. —El tiempo corre. Armand regresa de París en dos días.

Cerré los ojos. El rostro de Jeremy, ahora lejano y borroso, se mezclaba con la imagen sonriente de Armand.

—No lo sé, Heidy. ¿Cómo puedo arruinar esto? ¿Cómo le digo a Armand que... que estoy esperando un hijo de otro hombre? ¿Del hombre que Joseph