Eran las cuatro en punto y según lo acordado, Salazar estaba esperando a Karen para ir a la ciudad y ella se presentó puntual. Demasiado arreglado para un simple paseo rutinario, pero él solo sonrió y partieron para allí, pronto la chica se armó de valor para meterse en el tema que tanto deseaba.
— Salazar, ¿puedo hacerte una pregunta? — Dice con poca fuerza en la voz, quizás temerosa de la respuesta.
— ¡Cuchillo! — Dice sin hacer contacto visual, solo prestando atención a la carretera.
— ¿Valentina y tú tenéis algo más que amistad?
— Sí, la amo y pronto nos casaremos. — Fue breve y al grano. Sabía que ella podría querer investigar esto y decírselo a su hermano, así que sería bueno que le explicaran todo.
— Pero no hay divorcio y según nuestras leyes ni aunque mi hermano muriera, ella podría unirse a otro hombre, ¡ni siquiera a ti!
— Saldremos en cuanto ella lo decida, estoy listo para sacarla de este lugar y pronto.
— ¿Salazar abandonará a nuestra gente por ella? — preguntó Karen tra