Amaneciendo Kyara pasa en la empresa, Elizabeth lo estaba esperando fuera con los pasajes que Antonia había comprado el día anterior. Le entregó con una sonrisa y un fuerte abrazo, Ramona llegaba en ese preciso momento y le pareció muy interesante ver a la mujer del dueño llena de libertades sobre aquel muchacho.
- Llámame en cuanto lleguen.
- ¡Puedes dejar musa, lo haremos!
Tomó un taxi y se fue al aeropuerto, Elizabeth vio a Ramona apoyada en su coche y la miró con una expresión de desdén. Elizabeth le lanzó un beso, que entró enseguida.
- Chica estúpida. - Ramona exclamó y Antonia la interrumpió.
- Buenas tardes, doña Ramona.
- ¡Buena!
Ella salió con cara de pocos amigos, Elizabeth llegó poco después.
- ¿Ya se fue?
- Si Antonia, quiero que todo salga bien y Kayo vuelva pronto para ocuparse de ella.
- Usted tiene un buen corazón doña Elizabeth, mientras que doña Anastasia, que fue la causante de todo, ni siquiera está llamando para lo que puede suceder a la muchacha.
- Pero no te pr