Elizabeth
Lo abracé, sentía su barba rozando mi cuello y me daba escalofríos. Nos besamos tanto que perdí la noción del tiempo y del espacio, ya estaba oscuro y él ni siquiera recordaba volver a casa también, hice unas palomitas y vimos una película y nos vimos como una pareja en un viernes lluvioso. Su teléfono ha sonado...
Miró sin avergonzarse ni tratar de ocultarme el nombre del contacto que llamaba por él: Anastasia, tal vez quería ponerme celoso.
- Puede contestar, debe ser algo importante. - Le avisé.
- No es nada. ¡Prefiero quedarme aquí besándote hasta tarde!
Maciel tiró el móvil lejos, nos besamos de nuevo desde donde habíamos parado y él se fue acostando sobre mí...
- ¿Maciel? - Toqué su pecho alejándonos lentamente.
- Puedes decir que...
- ¿Qué sientes por mí?
- Cariño, deseo... ¿Y tú? - Él respondió oliendo mi cuello y pasando la piel de su rostro por el mío.
- Me siento protegida cuando estás aquí conmigo, pero cuando se va el mismo miedo y vacío de antes regresan.
– Ya