Capitulo 3: Un viejo amigo

Marcos y Angel van caminando por la manzana en donde queda la mansión de la familia Galván, es decir, la de Flor. A Marcos le saltan a la mente imágenes de todos los recuerdos desagradables de aquel día; sus nauseas eran tan grandes que le costaba, mucho ocultarlas. Sin embargo, Angel lo noto con facilidad y se ve como su semblante muestra preocupación. Ambos solo caminaban sin decirse una sola palabra  Al llegar a la entrada de la mansión, se encontraron con un hombre alto y muy musculoso, con un uniforme de vigilante, tenía el cabello con algo de canas en el cabello, debe tener al menos cincuenta años de edad.  Al ver a Angel llegar, saca una sonrisa.

“Hola Angel ¿cómo estás?”

“Me encantaría decir que bien, pero la verdad, es que no es así” responde Angel sin ánimos.

“Es normal” responde el hombre. “Después de todo, es difícil estar bien con todo esto que está ocurriendo a la familia Galván. La señorita Flor no solo es importante para su familia, también lo es para nosotros. De hecho es una chica que desde niña ha sido muy amable con nosotros, y nunca ha sido alguien arrogante. Por lo que su secuestro ha perjudicado incluso a nosotros, sus sirvientes.”

“Ni siquiera puedo imaginar cómo se sienten todos ellos” responde Marcos muy apenado.

“Supongo que sí. Pero… ¿quién eres tu exactamente?” pregunta el hombre intrigado.

“Es un amigo de Flor, no lo conoces es porque nunca vino cuando ella lo invito a venir” responde Angel antes de que Marcos dijera algo.

“Me llamo Marcos Evans, es un placer señor” dice colocándose la mano en medio del pecho y haciendo una pequeña reverencia.

El hombre sonríe. “No me digas señor. Me llamo Elías Hendricson, puedes llamarme Elías solamente, y solo por ser amigo de Flor”

“Y yo me llamo Angel Rodríguez”

“No era necesario que te presentaras” responde Elías. “Ya te conocemos”

“Pero como todos se estaban presentando, no iba a ser el único en no hacerlo” responde Angel de forma muy relajada.

“Supongo que nunca vas a cambiar así pasen los años ¿verdad?”

“Una pregunta señor Elías” dice Marcos.

“Ya te dije que solo me digas Elías” responde el hombre en tono de sermón.

“Bueno… ¿cómo es el estado actual de la familia Galván?” pregunta marco muy serio.

Elías solo se recuesta en la pared mientras suspira y toma aire. “Es de todo menos bueno. Hay policías en cada rincón de la casa; la señora de Galván, no ha salido en días de su habitación y se ha negado a comer, solamente lo que hace es llorar. El señor, esta estresado todo el tiempo y no para de hacer llamadas a la policía, para ver si tienen algo de información sobre la señorita Flor, de hecho casi no se le ve en la mansión. Pero creo que las que más están sufriendo son las hermanas de la señorita Flor, la señorita Tania y la señorita Alisa, que no solo tienen que lidiar con lo del secuestro, sino que también tienen que ver como sus padres se demacran por culpa de este. Debe ser muy duro”

“¿Ella tiene hermanas? ¿Por qué no las conozco ni estudian con Flor?” pregunta Marcos con dudas.

“Se debe a un historia en la que tengo que ver” responde Angel. ” Veraz, las tres hermanas iban a estudiar a la mejor institución de este lugar, y yo se suponía que también. Y a pesar de que me dieran una beca, los rechace. Tengo mis razones para para actuar así. Si no soporto a Nelsy, imagínate a todos eso otros chicos que arrogantes y estúpidos que hay en ese lugar. Por lo que opte por irme a otro lugar, el colegio El Triunfo, me pareció mejor opción. Pero cuando Flor se enteró casi le da un infarto, vino corriendo a mi alterada y tratando de convencerme de declinar. Obvio no lo hice, ya estaba decidido. Ella se preocupó de que estuviera solo y que hubiera alguien que quisiera ser mi amigo, así que habló con sus padres para inscribirse en el mismo colegio que yo, a lo que ellos aceptaron. Y así fue como tú, Flor y yo quedamos en el mismo colegio, y las hermanas en otro muy diferente”

“De hecho, la señorita Flor y Angel, han sido inseparables desde niños”. Afirmo Elías “Es normal que ella actué así.”

“Nos conocemos desde que tenemos uso de razón” responde Angel.

“Sus familias siempre han pensado que deberían casarse. Pero a ninguno le agrado esa idea.” Contesta el vigilante. “Pero ninguno se quiere de esa forma, al parecer. A mi forma de ver, son muy buenos amigos.”

“Tengo una duda” dice Marcos. “¿Por qué te diriges con respeto a Flor pero a Angel lo tratas como alguien común y corriente, a pesar de tener un estatus social superior?”.

“Eso es fácil” responde el hombre. “Es porque no es más que un renacuajo”.

“¿¡Dijiste algo, vejestorio?!” respondió Angel enojado y bastante aludido con una expresión bastante seria y desafiante, con una sonrisa muy rara. “Es que estas tan viejo que se me dificulta mucho oírte”.

“¿¡Estás buscando pleitos, pequeño busca problemas?!” responde Elías con la misma expresión.

“Lo mismo digo anciano”

(¿Para qué le pregunte?) Pensaba Marcos sintiéndose algo culpable de la riña, mientras una gota de sudor bajaba por su mejilla.

“En fin, dejemos esto para otra ocasión” dice Angel ya calmado. “Hemos venido por una razón de peso”

“¿Sí? ¿Para qué exactamente?” pregunta Elías muy desconcertado.

“Necesitamos hablar con el señor Galván”

“No necesito razones, ya sé para qué es exactamente así que pueden pasar sin problema alguno” responde Elías mientras abre el gran portón de la mansión Galván. “Pueden pasar”.

“Te lo compensare luego, viejo” dice mientras entra a la mansión.

“Ni creas que lo olvidare feto” después de decir esto cierra el portón y se pone en posición de vigilante.

“¿Ustedes dos siempre se han llevado así?” pregunta Marcos cuando ya llevan una larga distancia del guardia.

“Desde que yo recuerdo, si” responde Angel sin preocupación.

“Qué relación más rara” dice Marcos con un suspiro.

Angel se ríe. “Quizás sí, pero ese anciano me entreno y gracias a él se mucho. La verdad le debo más de lo crees…”

En ese momento llegan a la puerta donde esta de pie un mayordomo.

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