27 - Abuelo.
— Entonces, ¿se conocen? — preguntó Jazmín. Leandro llevaba conduciendo unos veinte minutos, de regreso a su casa, pero no había dicho nada más, después de salir de aquel edificio, menos, cuando aún era temprano —. ¿Me escuchas?
— Hmm — Esa fue la respuesta que brindó.
— ¿Sucede algo malo con tu voz? ¿Quieres ir al doctor? — Leandro frunció el ceño, y la miró —. Lo pregunto, ya que no me hablas y no sé exactamente por qué.
— Compraste un edificio.
— Sí, ¿esto te molestó? — preguntó la joven.
— No, pero no me has dicho nada — manifestó el hombre, concentrándose en el camino —. Significa que te irás.
— Creí que ese era el punto. Irme.
— No creo que estés lista aún para estar sola — añadió él. Aquello sorprendió a Jazmín, pues hubo un día donde le había dicho lo contrario.
— O lo dices porque no te cae el señor Morales — manifestó ella sintiéndose molesta —. ¿Quisieras contarme lo que te pasa con ese hombre?
— Eso no es de incumbencia — respondió tosco, y Jazmín no volvió a habla