Jazmín y Leandro llegaron juntos a la empresa de Jessica, donde fueron recibidos con entusiasmo por su mejor amiga. Jessica no pudo contener su emoción al ver a Jazmín, abrazándola con fuerza y expresando su alegría por reunirse nuevamente. Jazmín correspondió al abrazo con una sonrisa, pero pronto notó que algo no estaba bien con su amiga.— ¿Qué sucede, Jess? — preguntó Jazmín con preocupación, notando la expresión preocupada en el rostro de su amiga.Jessica suspiró, sintiéndose apenada por tener que compartir sus preocupaciones en un día que debería ser feliz para Jazmín. Sin embargo, sabía que no podía ocultar la verdad a su mejor amiga.— Acaba de marcharse la ex esposa de Santiago de mi oficina — confesó Jessica, mirando a Leandro con un gesto de disculpa por tener que compartir la noticia en su presencia.Jazmín frunció el ceño, sintiendo una mezcla de sorpresa y preocupación por lo que acababa de escuchar. Sabía que la ex esposa de Santiago había sido una fuente constante de
El sol se filtraba a través de las hojas de las vides, creando un mosaico de sombras danzantes sobre el suelo de piedra del viñedo de Don Emiliano. El aroma tentador de la barbacoa impregnaba el aire, mezclándose con el perfume dulce de las uvas maduras. Era un día perfecto para una reunión al aire libre, y la familia se había congregado para disfrutar de la compañía y la comida en medio de este paisaje idílico.Jazmín se paseaba entre los invitados, con una sonrisa radiante en el rostro, disfrutando de la animada conversación y las risas que resonaban alrededor de ella. Llevaba puesto un vestido ligero y vaporoso, adecuado para el cálido clima de la tarde, y su cabello estaba recogido en un elegante moño que dejaba al descubierto su rostro iluminado por la felicidad. A su lado, Leandro caminaba con una bandeja de comida en la mano, ofreciendo a los invitados los suculentos manjares que había preparado en la parrilla. Su mirada se deslizaba de vez en cuando hacia Jazmín, observándola
Jazmín estaba en su casa, preparándose para otro día tranquilo. Estaba a punto de tomar un libro cuando de repente sintió una sensación extraña en su vientre. Al principio, no le prestó mucha atención, pensando que era solo un pequeño malestar pasajero. Sin embargo, la sensación se intensificó rápidamente, convirtiéndose en una presión incómoda y constante.Se detuvo, con una mano sobre su vientre, sintiendo cómo las contracciones comenzaban a hacerse más frecuentes y regulares. Su corazón comenzó a latir con fuerza, mientras la emoción y la anticipación se apoderaban de ella. Sabía lo que estaba pasando: su bebé estaba listo para llegar al mundo.Con calma, pero con determinación, Jazmín se dirigió hacia el teléfono, marcando el número de Leandro con manos temblorosas. Cada anillo parecía una eternidad mientras esperaba que él respondiera. Finalmente, la voz de Leandro resonó al otro lado de la línea, llena de preocupación y ansiedad.— Jazmín, ¿estás bien? — preguntó, notando la ten
DIEZ AÑOS DESPUÉS.Jazmín y Leandro se encontraban solos en la tranquila intimidad de su habitación después de un largo día de trabajo. La suave luz de las lámparas creaba una atmósfera acogedora, y el silencio solo era interrumpido por el suave murmullo de la brisa que se filtraba por la ventana. Se miraron el uno al otro, compartiendo un cómplice silencio que hablaba de años de amor y complicidad. Jazmín se acercó a Leandro y tomó su mano con ternura, sintiendo el calor reconfortante de su piel.— Ha sido un día agitado — murmuró Jazmín, dejando escapar un suspiro cansado.Leandro asintió, acariciando suavemente la mano de Jazmín con el pulgar.— Sí... No te parece extraño tanto silencio — recordó el hombre.— Lo he estado pensando, pero no quiero que acabe este momento.De repente, aquella tranquilidad se había esfumado. El sonido de la brisa había sido reemplazada por las voces elevadas de sus hijos. Jazmin soltó un sonoro suspiro y sonrió ante aquella situación ya común para ella
Ella llevaba tres meses de embarazo, y aún no se lo había dicho a su esposo, pues estaba fuera de la casa. Pese a que Roberto era un hombre muy frío con ella, siempre supuso que era así por la carga de responsabilidades que su abuelo le había dejado.Ese anciano la adoraba tanto; sin embargo, no podía decir lo mismo de su suegra y sus cuñados, quienes siempre que encontraban una oportunidad para tratarla mal, la aprovechaban como si fuera el último día de sus vidas.Ese mismo día, tenía la intención de darle la noticia a su esposo, con respecto a su embarazo. Quería plantearlo como una sorpresa, pues el anciano Belmont daría a conocer a todos, quien sería su sucesor, y ella inocentemente, creía que sería lo ideal, darle aquella sorpresa como regalo.— Otra vez comprando esas flores, Jazmín. ¿Sí sabes, que a Roberto no le gusta? — dijo su cuñada, cuando la vio llegar del centro.Su esposo le había confesado que le encantan los tulipanes, por lo que ahora, que regresaba a casa, comenzó
Jazmín abrió los ojos de golpe, observando todo a su alrededor. No estaba en una sala de hospital como creía que sería, era la habitación de su hogar, o aquella que creyó. — ¿Fue un sueño? — suspiró —. Gracias a Dios fue un sueño. Estaba tan sumergida en sus pensamientos, que saltó de la cama, apenas Roberto aparecía ante ella. — ¿Qué te sucede? — ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo llegaste? — preguntó, observándolo de pies a cabeza, y encontrando algo raro en él, pero no sabía que. — Vivo aquí — respondió el hombre, sin siquiera mirarla. — Pensé que estabas en Londres — cuestionó ella. Roberto detuvo lo que hacía y la miró. — ¿Cómo lo sabes? — Jazmín frunció el ceño. » ¿Qué m****a estaba sucediendo? « — Lo intuí — dijo, buscando su celular, y cuando lo miró, gritó: ¡¿Que m****a!? Roberto casi da un salto en su lugar, cuando escucha su grito. — No sé qué te está pasando, pero déjate de juegos estúpidos — gruñó molesto —. Eres desesperante. En el pasado, eso la haría reír, porque cr
— ¿Cómo que te divorciaste? ¿Qué fue lo que hiciste? — gritó la madre de Roberto con desesperación. Ella conocía bien a su padre político y de lo que era capaz —. Sabes lo que sucederá ahora.— Lo sé, madre, pero que querías que haga. Fue el abuelo quien aprobó, además de darle una buena suma de dinero y una propiedad — confesó —. Ella es mucho más inteligente de lo que creímos. La hemos subestimado.— Y tú eres un imbécil — añadió su madre, dándole un golpe —. Con este divorcio, deja las puertas abiertas al hermano de tu padre, para ganar tu puesto.— Es cierto hermano.— Ya tengo a alguien — respondió él, con una sonrisa —. A abuelo no le quedará más remedio que aceptarla.Sus hermanos suspiraron ante su decisión. Desde joven había estado enamorado de esa mujer, y aunque no era una chica que su abuelo apoyaría, era mejor que Jazmín.Roberto salió de la mansión para encontrarse con ella de inmediato.Por otra parte, Jazmín estaba saliendo de la mansión con un pequeño bolso, cuando se
La rabia se incrementaba con cada paso que daba, del mismo modo que su dolor.Sentir odio, no significaba no sentir dolor en lo absoluto. Sus tíos eran su única familia, y ella los quería mucho. Roberto era su esposo, y lo amaba pese a tener unos defectos de mierda.¿Cómo no se había dado cuenta de la realidad?Los viajes constantes a Londres, los tulipanes de la nada, aquellos vestidos que ella nunca usaba, y; sin embargo, eran los favoritos de su prima. El hecho de no tocarla nunca, y cuando lo hizo, parecía muy arrepentido.» ¿Qué mierda me pasó para cegarme así? «Jazmín sabía que valía mucho, pero había renunciado a las cosas que quería para convertirse en una buena esposa para Roberto, y finalmente, terminar muerta.— Él me mandó a matar — murmuró para sí misma, mientras se ponía de pie —, y matarán al abuelo si no hago nada.Entonces comenzó a buscar en su bolso, aquella tarjeta que el abuelo mismo le había entregado, y encontró un número de celular, para poder llamar. S