Por Florencia
Me hizo daño con sus palabras aquella noche, pero también me dijo la verdad, no valgo nada, tengo dos asquerosos carozos y no soy nada al lado de esa mujer.
Estaba penetrándome, pensando que estaba con ella, decía que la amaba.
Ahora dice que me ama a mí.
Eso es imposible.
No soy ella.
-Sos la mujer más hermosa que vi en mi vida, me siento cerca tuyo, te llevo dentro mío, te amo y aparte de tu belleza, veo cualidades en vos que nunca vi en nadie más, tu imagen se pegó a mi alma, tu perfume está en mis sentidos…sos sarcástica, te impones con delicadeza, sos sexi hasta rabiar, sensual, sugestiva, elegante, inteligente, culta, trabajadora…y sos excelente madre, pese a que lo fuiste desde muy joven.
Sus palabras me confunden, parece un águila queriendo cazar su presa, midiendo cada palabra.
Sus manos se deslizan por mis piernas y me pongo nerviosa, no quiero dejar crecer otro momento de intimidad.
Pero su mirada ilumina mi oficina.
-Mi vida es simple, no considero que soy na