Águila devorando a su presa

Por Alejo

Esa noche Florencia y Sofía se quedaron a dormir en casa por primera vez.

Sofi estaba feliz con su habitación, ella había elegido gran parte de la decoración.

Cuándo todos se fueron, estábamos rendidos, pero no iba a dejar de estrenar nuestra habitación.

No permití que Florencia diera un paso, apenas entramos, la levanté en andas y caímos sobre la cama.

Nuestra entrega fue total.

Florencia todavía se siente insegura, pero de a poco está entendiendo que estoy cegado de pasión por ella, que la locura que siento en mi interior cuándo hacemos el amor, solo me la provoca ella.

Sé que los recuerdos le hacen mal, voy a trabajar para curar sus heridas.

La acaricié, suavemente, deleitándome con su cuerpo, pero el fuego fuecreciendo y la suavidad quedó a un lado.

Solo existía nuestra imagen, amándonos.

La siento y al estar dentro de ella, el fuego de su vientre es igual al mío.

Sus uñas vagan por mi espalda y sus pechos contra el mío me erizan la piel del placer que me provoca, estoy
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