Capítulo 80: ¿Esposo considerado?

>>> Margot Delacroix:

Él no me respondió. Simplemente me miró fijo, con esos ojos azules tan intensos que parecían leerme hasta el alma… y luego, suspiró.

Se recostó de su lado de la cama, y yo me acomodé con mis bebés en el centro, aferrándome a ellos como si fueran mi único escudo.

La noche apenas comenzaba.

……..

Pero Bianca no dejaba de inquietarse.

—Shhh… mi niña, tranquila, tranquila… —la mecí contra mi pecho, acariciando su cabecita suave—. Estoy aquí, mamá está contigo…

¡Pero era inútil!

Ella gemía, se retorcía, pataleaba, soltando quejidos cortos que me destrozaban los nervios.

—Bastien… —murmuré con la voz quebradiza.

Él abrió los ojos de inmediato, como si no hubiera estado dormido.

—Ven… dámela.

—¡No! —me aferré más fuerte a mi hija, las lágrimas nublando mi vista—. No sé qué tiene, no sé qué le pasa, Bastien… ¡No sé qué hacer!

Mi respiración era agitada, como si me faltara el aire. Sentía que estaba a punto de quebrarme… ¡Pero no quería verme así delante de
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