LYNETTE
Me levanté temprano, la puerta seguía abierta, lo que significa que sigo siendo una prisionera, después de llorar anoche y de pensar las cosas, me doy cuenta de que nada ha cambiado, la mala suerte me sigue a donde sea, incluso ahora, Brentt se niega a hablar conmigo, no me miró cuando todo sucedió.
Era como si solo estuviera frente a los fantasmas de su pasado, mismos que lo atormentan. Por lo que me doy una ducha de agua caliente con la esperanza de que todo vuelva a la normalidad. La noticia de que aquella muerte en aquel accidente era de Ariella, hace que me sienta mucho peor.
Observo mi reflejo, no me gusta lo que veo, frente a mí, hay una mujer cobarde, llena de miedos y de inseguridades. Mis ojos están inyectados en sangre, mis pupilas dilatadas, de pronto, siento las náuseas de nuevo, no he estado comiendo bien, e incluso me siento fatigada.
Luego de vomitar durante lo que me parecen más de veinte minutos, salgo del baño, en cuanto lo hago, golpeo la puerta para que