Gavel dejó la bolsa de cosas de Cassandra en el sofá de la casa de ella mientras la mujer se dejaba caer con una leve sonrisa en los labios y se acomodaba los anteojos.
-No hay nada mejor que estar en casa. Otro día más metida en aquel cuarto y yo misma me hubiera fugado.
-Y en tu condición estoy seguro que mi padre te hubiera ido a buscar- Gavel se sentó a su lado- ¿Estás cansada? ¿Quieres dormir un poco?
Cassandra abrió los ojos.
-Llevó días en una maldita cama, acaso crees que este cuerpo lo que quiere es cama- su tono era tranquilo- Más bien, me daré el baño de mi vida, me siento asquerosa.
-No estás asquerosa- Gavel agarró su mano y le besó los nudillos sin ser brusco o aumentar demasiado el contacto. Al menos ya sabía que podía hacer aquello sin que ella se estremeciese o lo rechazara.
Cassandra alzó una ceja.
-Eso sonó cursi incluso para ti- se levantó estirando su cuerpo haciendo sonar su espalda tensa.
-Puedes revisar la casa como quieras solo no dejes muchas feromonas como a