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Rayan movía su pie impaciente dentro del elevador preocupado por Leticia. Siempre se ponía muy nervioso cuando alguien estaba enfermo a su alrededor, aun cuando no lo mostraba visiblemente. Y más ahora que Leticia estaba actuando muy extraño. No podía quitarle ojo de encima.
Entró a la casa con la bolsa de medicinas, una caja con gelatinas y dos vasos de té de manzanilla con crema suave. Lo dejó sobre la mesa y fue al baño a ver si Leticia había salido y la puerta estaba abierta. Estornudó apenas se acercó pues algo le picó dentro de la nariz y no supo que fue.
-Babyyyy- la llamó al darse cuenta que no estaba allí y caminó en dirección a su habitación.
No la encontró allí, ni en la cama, ni en el baño de esta.
-¿Leti?- la volvió a llamar frunciendo ligeramente el ceño porque no creía que Leticia se hubiera ido así simplemente, sintiéndose enferma y sin avisarle. A menos que fuera una llamada de su prima con lo que no pensaba y solo actuaba, o de su padre que ni siquiera quería pen