Todas las parejas tienen malos momentos; discusiones, desacuerdos que pueden solucionarse hablando. Durante mi relación con Sean, ¿Cuántas veces no peleamos? Había ocasiones en que no existía nada más que gritos entre los dos, pero lo extraño es que nunca me importó arreglar las cosas a su lado. ¿Desde entonces nuestra relación ya había muerto?
No obstante, ahora, esta vez la situación era diferente para mí. Todo el tiempo llevaba un peso aplastante en el pecho, una sensación incómoda que se volvía dolor con el paso de los días.
—¿Y Adam?
Antony, como todas las mañanas, me puso el desayuno al frente justo al lado de una servilleta con mis suplementos. Me los llevé robóticamente a la boca, solo por deber.
—Se fue muy temprano, como siempre —dijo él e incluso siendo tan profesional como era, decidido a mantenerse lejos de nuestros problemas matrimoniales, no pudo silenciar del todo la preocupación en su voz—. Me pidió que le dijera que posiblemente no vuelva por esta noche, Hannah. Se ve