capítulo 006

❝♡ Leah ♡ ❞

Tome una pijama de satín azul y camine al baño decidida a desestresarme un poco, el calor que hacía afuera me había sofocado antes de entrar junto a la discusión de esta mañana y la de hace unos minutos, por lo que un baño con agua helada no me sentaría mal.

Mientras mi cuerpo era relajado por las aguas y mi mano no paraba de acariciar mi vientre a duras penas visibles recordé la primera vez que entra a esta habitación, le pertenecía a la señora y el señor Russo, cuando aún su matrimonio no se basaba solo en un título como ahora, cuando en serio se amaban y compartían está habitación, pero también había escuchado la historia y sabía cómo este lugar lo había derrumbado todo, como una empleada se acostó con el padre de mi esposo, como la señora Russo no soporto pensar que a la persona quien más amaba aparte de sus hijos le había traicionado.

Ahora se encontraban un tanto mejor, o eso parecía siempre que asistíamos a los eventos importantes, no sabía si era un matrimonio falso, o en serio habían recuperado de a poco lo que alguna vez tuvieron, pero yo estaba segura de que yo no lo haría, mi confianza había Sido herida y junto a ella mi corazón.

—Siempre me gustaron tus pechos, sobre todo tus pezones cafés —al escuchar la voz de mi enigmático marido casi grito de no ser por su mano en mi boca —cálmate que solo soy yo.

Le observé con desdén mientras salía con rapidez de la tina y me cubría con mi bata blanca observando de pies a cabeza con las fachas que traía en ese momento, con la camisa abierta, sin su corbata y sin los pantalones, seguramente se preparaba para entrar a la tina conmigo, o se había estado revolcando con alguien más y al entrar al baño para preparar y seguir con sus actividades me encontró aquí.

—Me gustaría algo de privacidad.

Me sentí incómoda mientras me abrazaba a mi misma, comenzando a sentir el frío del aire que había en la habitación, uno que yo claramente no había encendido.

—Bueno, compartimos habitación y baño nuevamente, así que es difícil que tengas privacidad, además, conozco tu cuerpo de pies a cabeza, así que no hay de qué preocuparte —sonrió con malicia haciendo que sintiera náuseas y enojo.

—Bien.

Dije demostrando todo lo que sentía con un tono de fastidio y salí del baño dejándolo solo para que se bañara, me vestí con lo que ya había alistado y baje las escaleras explorando un tanto el primer piso, entretenida en la remodelación que le habían hecho al lugar hasta que me encontré con Dante terminando de hablar por teléfono.

—Señora Leah —hablo mientras se acomodaba la camisa de su uniforme limpio.

—Supongo que hablabas con mi padre —dije con algo de desinterés por el tema —¿Qué planean ellos exactamente? ¿Que seamos una feliz pareja nuevamente?

Sabía que no era su culpa, pero aún así estaba tan enojada que necesitaba desquitarme con alguien más, así fuera con un completo desconocido.

—Lo lamento señora Leah, no puedo dar información que no me es permitida, pero entiendo su enojo, por favor mantenga la calma —suspiro suavemente mientras observaba su reloj —ahora si me disculpa…

Su mirada se fijó detrás de mí, por lo que por mero instinto me gire notando a Samuel de pie, con tranquilidad mientras fumaba y me observaba de pies a cabeza, tenía unos pantalones cortos y una camiseta, ropa presentable y a la vez cómoda para estar dentro de la casa, me miraba en silencio, como si analizará el por qué me encontraba vestida de tal forma.

—Desde aquí puedo verte parte de las nalgas, aparte que se te marca los pezones, no sé por qué andas vestida de tal forma, menos sabiendo que hay hombres aquí, ve arriba y cámbiate.

Hice una mueca evitando reírme, pero no me contuve y solté una sonora carcajada ante sus palabras y arqueo una de mis cejas.

—Yo me visto como se me dé la jodida ganas, no es tu problema si lo hago o no, no eres nada ni nadie para decirme cómo debo o no vestirme, o como debo andar en esta casa ahora que viviremos durante seis meses en este lugar —bufé con enojo y lo observé con atención, entendiendo lo enojado que estaba.

Estaba tan enojado que no fue capaz de soltar una sola palabra más, solo se retiró dejándome sola con Dante, haciéndome sentir avergonzada.

—Lo lamento Dante, por el comportamiento de mi esposo… él es algo… bueno, es un total idiota, así me disculpo por él —susurro y me acomodo el cabello sujetándolo en una coleta —Bien, te dejo trabajar tranquilo, disculpa todo lo que ha ocurrido.

Hice una pequeña mueca y subí las escaleras para ir a la habitación con él, tenía la necesidad de reclamarle, de decirle que dejara de ser un tremendo idiota y se comportará al menos con las personas que trabajarían para nosotros de ahora en adelante.

—¿Qué te pasa? ¿Cómo puedes tratar así a alguien que solo hace su…

—¿Tan rápido te acostaste con él? —su pregunta me dejó atónita, sin palabras por un momento —Pensé que eras más difícil, pero al parecer estás tan desesperada por intentar hacerme lo mismo que te hice a ti que te acuestas con cualquiera ¿Sabes que tiene esposa? También tiene dos hijos, por lo que, técnicamente estaría haciendo lo mismo que Susana hizo contigo al meterse conmigo, con tu esposo, pero lo entiendo, aunque dudo que alguien pudiera hacerte gemir como lo hago…

Calle sus palabras con una fuerte bofetada mientras las lágrimas inundaban mis mejillas ¿Quién se creía este tipo? Que era tan cruel como para soltar aquellas palabras sin pensar lo que podía llegar a lastimarme, bueno, sabía que ni le importaba mis sentimientos y mi dolor, me había quedado claro por sus palabras y sus acciones.

—¡No me vuelvas a hablar así! — grité furiosa —No soy tu jodida amante para hacer lo que ella hizo, no me he metido con nadie y siempre he sido fiel a esta relación de m****a, no he abortado y más de una vez como lo hizo ella, si no puedes creerme eres libre de preguntarle a tu padre o a ella —mordí mi labio sintiendo la respiración acelerada por lo que estaba pasando ahora mismo —Me importa muy poco si me crees, pero no vuelvas a dirigirte a mí como si fuera una cualquiera rompe hogares, ahora, te dejo reflexionando en todo lo que te dije.

Estaba callado, se veía asombrado mientras su mano se posaba en su mejilla dónde fue golpeado, sabía que no esperaba algo de esto, menos de mí, pero ahora sabía con quién se estaba metiendo y que era mejor que no lo volviera a hacer.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo