CUANDO ME VAYA. CAPÍTULO 48. Solo quiero que me quieras tú
Estaba aterrada. No había otra forma de decirlo. Tirar de la manija de aquella puerta y sentir que no podía abrirla era como volver a desatar los peores demonios. Otra vez encerrada, otra vez sin libertad para hacer lo que quería, otra vez la ansiedad, y el miedo y la impotencia de no ser dueña de su destino.
Golpeó desesperadamente la puerta y el grito que salió de su boca hizo eco en toda la habitación.
—¡Kris! ¡Kris! ¡Kriiiiiiiiis...!
Su pecho subía y bajaba con violencia, su respiración era entrecortada y las lágrimas inundaban sus ojos; y por alguna razón que no fue capaz de comprender, cuando aquella puerta se abrió y Kris se asomó a ella, la primera reacción de Jana fue echarse a sus brazos.
Sintió ese abrazo poderoso y en aquel momento a Kris le importó muy poco el dolor que todavía sentía. Le llenó la cara de besos y le estrechó con fuerza, susurrando en su oído.
—Calma, calma, todo está bien... Lo siento por cerrar la puerta.
La muchacha se separó solo un poco para mirarlo y