—No estoy diciendo nada incorrecto. —Bella miró a Irene—. Solo le estoy dando un aviso a alguien, que no se deje llevar por las atenciones de un mal hombre.
—Estamos hablando de Estrellita, ¿por qué me mencionas? Además, no soy tan fácil de convencer. —dijo Irene.
—¿Ves? Tener una carrera te da confianza. Estrellita, debes esforzarte y lograr grandes cosas. Cuando llegue ese momento, ni Vicente ni el hombre más distinguido de Monteluna serán dignos de ti. —añadió Bella.
Estrella estaba poniendo casi toda su energía en el diseño de ropa. Asintió con fuerza.
—Lo sé. Después del Año Nuevo, participaré en un concurso de diseño, y espero poder ganar un premio.
Mientras hablaba, su teléfono sonó. Ella lo tomó, echó un vistazo y su expresión se volvió seria.
—¿Qué pasa? —Bella la miró.
—Es Vicente.
—¿No dijiste que hoy regresaba al ejército? ¿Por qué te está mandando un mensaje?
—Dijo que hay una cena familiar por el Año Nuevo y que le haga una chaqueta.
—Oh, —Bella sonrió—, no está mal, Vice