Ezequiel era un hombre con un aire un tanto rebelde, a veces actuaba de manera poco convencional. Sin embargo, por más impulsivo que fuera, siempre tenía sus límites. Aunque él mismo no lo pasaba bien, tampoco soportaba ver a los demás felices.
Con la ayuda de Joaquín, se reunió con sus amigos para cenar.
Pablo se enteró y también se unió; al ver a su tío, lo llevó a un lado para hablar.
La relación de Joaquín con su familia no era la mejor; eran solo viejas rencillas que lo llevaron a dejar el hogar para emprender su propio camino.
En estos años, su carrera había prosperado más que la de la familia Pérez. Antes, ninguno de ellos le daba importancia a Joaquín. Ahora que había logrado hacerse un nombre, la familia Pérez volvió a buscarlo.
Pablo no se metía mucho en esos asuntos; no se veían con frecuencia, y al enfrentarse a Joaquín, se sentía inferior. Además, Joaquín tenía esa aura de autoridad que imponía respeto.
Por ello, cada vez que estaba frente a él, Pablo lo trataba con gran r