Capítulo 090. El recuerdo.
Los minutos que siguieron se arrastraron en un silencio abrumador. La pareja, sentada al borde de una banca frente a la fuente, se sentía como si el peso de todo el mundo hubiera caído sobre ellos.
Los vientos de finales de verano los azotaban, fríos e implacables, reflejando la tormenta de emociones que se desataba en sus almas.
Anton, con las manos en la cabeza, inclinado sobre sus piernas, sentía que una tormenta se gestaba en su interior.
«¿Qué hago ahora? ¿Cómo encuentro a Yalens? ¿Cómo le demuestro que mi corazón solo le pertenece a ella? »pensaba con desesperación.
Por su parte, Yena observaba la fuente, pero su mirada estaba perdida, tan errática como sus propios sentimientos.
«¿Cómo le confieso que soy Yalens? No puedo, me odiará...» se lamentaba, con un nudo en el estómago.
—¿Puedo confesarte algo? —murmuró Anton, rompiendo el tenso silencio. Su voz sonó ronca, cargada de una profunda necesidad.
Yena giró su rostro, pálido y vulnerable, hacia él. Al ver la súplica en