Capítulo 039. Otras identidades.
Una imponente Porsche Cayenne de un color verdoso, que destellaba bajo los cálidos rayos del sol veraniego, se detuvo con suavidad frente a la majestuosa hacienda de los Rochat. El conductor descendió con presteza y abrió la puerta trasera. Un hombre de unos cincuenta y cinco años emergió con una elegancia impecable. Vestido con un perfecto y pulcro traje azul rey, su rostro permanecía inescrutable, pero sus intensos ojos verde oscuro, que contrastaban con su cabello castaño salpicado de canas, parecían guardar un secreto. Con un gesto de caballero, extendió su mano para ayudar a descender a la joven que lo acompañaba.
—¡Papá, qué hacienda tan hermosa! —exclamó ella, con una sonrisa que iluminó su rostro.
Una mueca burlona se dibujó en los labios del hombre mientras palmeaba la mano de su hija. —¿Te gusta? Podría ser tuya... cuando acabemos con todos.
Mientras padre e hija se deleitaban con la vista, la puerta de la hacienda se abrió y de ella salió Isaak.
—¡Bienvenido de nuevo a M