—¿Qué se supone que estás haciendo? —acusó Alicia a la persona que sostiene el teléfono.
—Estoy haciendo lo que se supone que es lo planeado —se defendió su acompañante guardando el celular rápidamente. Aquel celular poseía un distorsionador de voz para no ser identificado.
Alicia arqueó una ceja, dudosa.
—¿Lo planeado? ¿Estás segura? —inquirió con desconfianza, como si su cómplice estuviera traicionándola. Cosa que parecía ser el caso, ya que ella tenía sus objetivos claros y entre ellos no estaba el hecho de devolver a Regina viva. Su misión era matarla. Sin embargo, su cómplice no parecía de acuerdo, aunque no se lo decía abiertamente. Por el contrario, guardaba silencio a la espera de que fuera ella quien cambiara de parecer, pero eso simplemente no iba a suceder.
—Segura. Así que deja la paranoia y haz lo que te corresponde, que para eso estamos aquí —se dio la vuelta dejándola sola.
Las horas siguieron pasando y la rehén cada vez recibía más maltrato de parte de Alicia, qui