Removiendo recuerdos

La peor escena de mi vida es esta. El ver el rostro de la madre de Filipo al enterarse de esta tragedia, para mí fue extremadamente doloroso. Pude sentir su dolor ¡Soy madre, se lo que un hijo duele!

Mi vecina fue mi apoyo durante tres días, tiempo en el que realice todos los trámites de la muerte de Filipo.

Cuando me toco regresar a casa mis hijos me abrazaron con tanta fuerza, que me pareció por un momento que ellos sabían lo que estaba sucediendo, pero no fue así.

En estos momentos esperaba que alguien más les hubiera dado la noticia, David está muy pequeño, el no entenderá lo que está sucediendo, pero Daniela sí.

“¡Mami!” — Me dice mientras me abraza con el amor que la caracteriza — “¿Y papa?”

“Ven, siéntate conmigo en este sofá”, Rogaba a Dios que me dijera las palabras exactas para conversarlas con mi hija, y siento que él fue quien me dio tanta fortaleza. “Papi ahora está en el cielo”

Hubo un silencio por medio minuto aproximadamente, y luego me respondió  “¿En el cielo? ¿Cómo canela?”

Canela era su mascota, quien había muerto recientemente. Era una perra vieja, a la cual ella amaba con todo su corazón. Todas las noches le pide a Dios que cuide a Canela en el cielo.

“Si, como canela” Y mis ojos se llenan de lágrimas, que intento esconder de mi pequeña esponja

“¿Papa no viene más a casa?, ¿Se murió?” Mi corazón latía tan rápido que sentía que se iba a salir

“No, pero algún día, cuando estemos viejitos, nos iremos con papá Dios al cielo, y allí podemos ver a papá nuevamente” Ella se levanta y corre a su baúl, donde esconde sus más preciados juguetes para que su hermano no los toque, y saca una hoja de papel.

“Este dibujo lo hice hoy para mi papá” ¿Me lo guardas para dárselo a Dios?

En ese momento la abracé estábamos allí, Daniela y yo abrazadas, ella a su temprana edad me estaba sirviendo de consuelo, lloraba sin cesar y ella solo me abrazaba, David no entendía que estaba sucediendo pero también se acercó a mí a secar mis lágrimas.

Desde ese momento supe que éramos nosotros contra el mundo.

¿Cuántas veces le pedí que dejara ese empleo?, ¿Cuántas veces le sugerí salir a trabajar, o a estudiar algo?, el solo me pedía que cuidara de mis hijos, que él siempre iba a estar allí, para todo y no fue así, murió de la peor manera que puede morir alguien, no quiero imaginar sus pensamientos cuando vio el auto encimarse. Y ahora estamos aquí, mis hijos y yo, sin un ahorro si quiera para salir adelante.

“¿Cómo has estado después de la muerte de mi hijo?” — Me pregunta mi suegra con lágrimas en sus ojos una semana después de la muerte de Filipo.

“La verdad, es que me ha ido mal, he intentado conseguir un empleo, pero no he podido ¡Usted sabe cómo son las leyes!, no contratan a nadie con bebes, la gente dice que piden muchos permisos o reposos”

“A mí también me ha ido fatal, me llamaba a diario y todos los días espero con ansias una llamada que no llegará nunca”

“A todos nos ha afectado la muerte de Filipo, David todos los días se coloca a un lado de la puerta a esperar si su papi llegó, y Daniela se ha puesto más rebelde desde que supo que papá estaba en el cielo, ha perdido el apetito y hay días en los que no quiere levantarse de cama”

“No puedo creer que todo esto esté pasando”

“En serio me alegra tanto tenerla en casa, Filipo soñaba con comprarme una casa propia, y no le sirvió de nada trabajar tanto, ahora estoy aquí sola con mis niños”

“De hecho vine aquí mi niña, porque Filipo me confesó hace mucho que tenía un dinero guardado para mí, pues con la falta de mi hijo, pues creo que voy a necesitar ese dinero”

“¿Dinero?, Filipo nunca me informó de ningún dinero”

“No tengo idea porque ocultaría esa información, pero si sé que el dinero está aquí, en algún lugar de esta casa”

“Todo esto me toma por sorpresa, pero cuando quiera puede ayudarme a buscar el dinero, he limpiado, sacando algunas cosas de Filipo y no he encontrado ningún dinero ¡Claro está que no había estado buscando nada, pues no sabía de su existencia!”

“Claro, entiendo, bien” Dice tomando su cartera dirigiéndose a la puerta “Me voy a casa, si sabes algo del dinero avísame ¡En serio lo necesito!” — Da media vuelta y se va.

Lo que acaba de pasar me dejó sorprendida, ¿Por qué Filipo le dejaría dinero a su madre? ¿Para que hiciera qué?, mensualmente le daba mucho dinero a su madre, nunca me opuse ¡Es su madre!, me encantaba que fuera tan atento con ella, pero esto me dio mala espina.

Mi suegra nunca vino a casa a visitarnos, ni llamaba para saber de nosotros, pensé que era por la necesidad de tener tiempo a solas, ¡Si Filipo dejo un dinero para ella! ¿Por qué no le dijo dónde estaba ubicado? ¿O por qué no me lo dijo a mí?

¡Extraño, esto me huele muy mal!

No puedo negarlo, desde que mi suegra me dijo que había un dinero en casa que estaba apartado para ella, comencé a buscar por toda la casa, pero nunca hallé nada.

Revolver estas cosas para mí es muy doloroso, estoy aquí sola, con mis hijos, sin el apoyo de nadie, pues solo contaba con Filipo, y con mi suegra cosa que ahora dudo, pero cada cosa que muevo me recuerda a él. Puedo sentirlo aun cuando camino por la casa.

Veo sus fotos, huelo su ropa, lloro en silencio encerrada en el baño, discuto con Daniela, quien se ha vuelto mucho más rebelde desde la muerte de su padre, lucho con David que aunque no sabe lo que está sucediendo llora por su padre, y me duele saber que nunca llegará para calmarlos.

Mi vida fue de ensueño durante cinco largos años, que antes parecían largos, pero ahora me doy cuenta que desearía haber tenido mucho más años a su lado, era feliz y no me daba cuenta, prefería tenerlo tres veces por semana a mi lado, que perderlo para siempre.

Desearía no tener esa última conversación que tuvimos, donde me prometió que nunca me abandonaría, pero el mismo no se dio cuenta que no tenía el control sobre su propia vida, y que sus palabras se las llevaría el viento.

“Nada del dinero, lo he buscado en todos los rincones de la casa, no creo que exista dicho dinero, y si realmente existe  tengo la seguridad que no se encuentra aquí en casa” — Le digo a mi suegra a través de una llamada telefónica.

“Está bien, no te preocupes” — Acto seguido cuelga la llamada

Su tono seco, me dio mucho miedo, sentí un escalofrío, como lo sentí en esa oportunidad que mi amado Filipo se fue a trabajar y más nunca volvió.

Es como si mi cuerpo me advierte cada vez que algo malo va a suceder y a través de esa llamada pude entender que mi suegra no ere ese ser maravilloso que supuestamente conocía.

Pero no quiero juzgarla aun, puede ser que me esté equivocando y solo sienta presión, si algo se de ella es que es adicta a las compras y seguramente tiene deudas que necesita saldar.

¡Si, seguro es eso!, no creo que después de la muerte de su hijo ella tome represarías contra mí, siempre admire a mi suegra por llevarse tan bien conmigo, era como un alivio para mí. Y ahora con la muerte de mi esposo todo se cae a mí alrededor, incluyendo la buena relación que llevaba con ella.

Como en tantas ocasiones solo sentía la necesidad que mi madre estuviera aquí a mi lado, pero no era así, mis dos grandes amores, a los que podía decirles lo que fuera sin ser juzgada no estaban. Y allí estaba yo autodestruyéndome nuevamente de tanto pensar en todo lo que estaba sucediendo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo