Desalojo

“Estela, ¿Cómo estás?, te llamo para decirte que en una hora salgo para allá, necesitamos hablar”

“¡Claro suegra! ¿Sucede algo?”

“No, para nada, allá conversamos” — Cuelga el teléfono, y la incertidumbre se apodera nuevamente de mi

Era uno de esos días en los que todo salía mal, en la mañana al levantarme los niños gritaban y lloraban desesperadamente.

Le ofrecí el desayuno a David, y fue tanto su llanto y su insistencia para comer mientras veía TV,  que cedí, sinceramente lo hice porque no estaba preparada mentalmente para escucharlo llorar durante horas. ¡Tomo su vaso y lo volteó sobre el portátil!

¡Necesito a Filipo!, es quien me ayudaría a lidiar con estos nervios que me están matando, como pude limpie todo, vi que el portátil estaba dañado.

Daniela por otro lado estaba rayando todas las paredes ¡Nunca hacia eso! ¿Por qué lo está haciendo ahora?

Comencé a gritar, regañándolos, perdí la paciencia en muchas oportunidades, hasta que en un momento callé y me encerré en el baño a llorar. ¿Cómo puedo regañarlos por no saber controlar lo que están sintiendo? ¡Sienten la muerte de su padre al igual que yo!, pero a ellos les tocó la peor parte. Tienen que lidiar con mi bajo estado de ánimo y mis innumerables ataques de ansiedad

Las deudas, las facturas pendientes, la limpieza de la casa, atender a los niños y conseguir un empleo, eran muchos problemas para mi sola ¿Dónde está mi Filipo? ¿Por qué tuvo que morir?, no logro entender por qué nos sucedió esto a nosotros. ¡Éramos felices!

Si algo no entiendo en estos momentos es ¿A qué  se debe la sorpresiva visita de mi suegra?, su tono era tan seco que me llene de miedo nuevamente, todo salía mal ese día.

Mis pensamientos son interrumpidos por el timbre.

“Llegó mi abuela” — Grita mi hija con emoción, mientras que yo quisiera sentir esa mínima alegría que sienten mis hijos al verla.

“Estela ¿Qué tal te va?” Me dice, sin embargo noto que no se acerca a abrazarme como siempre lo hace al saludar. ”Hola mis niños, cuanto los he extrañado, no saben la alegría que me da saber de ustedes”

Duro unos cuantos minutos allí, les trajo algunos juguetes, y los llevó a la habitación.

“Siéntate” — Me dice — “Quiero conversar contigo”

“Dígame, la escucho” — Digo con tono serio también, intentando que no se diera cuenta que me intimidaba con solo mirarme.

“Te conozco hija, durante cinco años soy testigo que eres la mejor esposa para mi hijo, y aunque el ya no está, seguirás siendo mi nuera” Al decir eso sinceramente sentí un poco de alivio, pues era sinónimo que no me diría nada malo.

“Así es, gracias por hacérmelo saber” — Le respondo.

“¿Al fin conseguiste el dinero?”

“No, y si le digo la verdad no me esforcé en buscarlo más, Filipo y yo no teníamos secretos, y si no sabía de la existencia de ese dinero es porque realmente no existía”

“¿Estás diciendo que mi hijo Filipo me mintió?”

“¡No, para nada, no estoy diciendo eso!, simplemente debe ser una confusión, quizás lo tenía pero lo gastó”

“Mi hijo nunca me mentiría”

“Lo sé, pero le estoy diciendo la verdad, no tendría por qué mentir”

“Tranquila, sé que eso es así ¿Cómo se comportan los niños?”

“La verdad, esto ha sido un caos, de hecho hacen cosas que no hacían, pero he aprendido a tenerles paciencia, yo misma no se controlar este dolor tan inmenso”

“Es cierto, ellos necesitan de ti ¿Has conseguido empleo?”

“Aun nada, no sé qué hacer ¡Ojala Filipo me hubiese dejado trabajar!”

“El culpable no es mi hijo Estela, no quisiste trabajar, y ahora estas son las consecuencias ¡Que malo es depender de un hombre, cuando ellos nos faltan nos falta todo!”

“Discúlpeme, pero no me agrada lo que me está diciendo, sabe que la quiero, que para mí ha sido mi segunda madre durante estos cinco años casada con Filipo, sabe también que su hijo no permitía que nada nos faltara, y juntos decidimos que yo no trabajaría para cuidar de mis hijos, ¿Quién los cuidaría mejor que yo?”

“Disculpa si lo dije de alguna forma que no te gusto, pero siempre les digo a las mujeres que no pueden depender de los hombres, ahora estas sola, sin empleo, sin dinero, y con un poco de alimento en la nevera”

“No es para siempre, Filipo no ha cumplido un mes de fallecido, pronto saldré de esta situación”

“No tengo dudas de eso”

“No quiero que la muerte de Filipo nos distancie, nosotras teníamos una buena relación, quisiera mantenerlo así”

“Créeme que eso es lo que quiero, seguir en comunicación contigo y con mis niños, que son lo único que me queda de mi Filipo, sabes que lo era todo para mí, era mi consentido, amaba cocinarle cuando iba a casa, ahora pocas son las veces que cocino, pocas son las veces que como algo”

“Yo estaba un poco acostumbrada a su ausencia, no sabe cuántas veces le pedí que abandonara ese trabajo, pero él nos quería mantener como a unas reinas”

“De que nos sirven todos los obsequios que nos dio, si solo nos queda su recuerdo”

“Si, así es”

“Pero ahora bien, vine a decirte algo muy importante”

“Pensé que era todo lo que tenía por decirme”

“No, aún tengo una cosa pendiente”

“Mama, mamá, mira lo que puede hacer el juguete que me dio la abuela” — Interrumpe mi hija, y veo como se tensa el rostro de mi suegra, algo malo va a decirme.

“Está muy bonito hija, ve a jugar con tu hermano, no salgas de la habitación para que le tampoco lo haga” — Le digo mientras la tomo de la mano y la llevo a su habitación. ”Dígame ahora si”

“Tengo muchas deudas” — Dice, pero queda en silencio.

“Si quiere que la ayude a pagarlas, no tengo ningún problema, usted sabe que cuenta conmigo, solo déjeme conseguir un empleo, y enseguida comienzo a ayudarla, como lo hacía su hijo Filipo, usted sabe que es la única familia que tengo”

Ella se queda en silencio unos segundos “No, no es eso”

“No entiendo ¿Entonces que necesita?”

“Publique la casa en venta, y ya está vendida, necesito que te vayas de mi casa, si es posible esta misma semana, no puedes estar más aquí”

¿Qué?, ¿Estaba escuchando realmente bien lo que esta señora me estaba diciendo? ¿En serio iba a acabar con mi vida de esta forma? ¡Su hijo acaba de morir!, me dejo sola con dos niños que dependen de mí, sabe que no tengo empleo, ¡Lo sabe! ¿Por qué me hace esto si durante cinco años la apoye en todo? ¡En menos de un mes perdí a mi esposo, a una suegra que creí que me amaba como si fuera su hija, y la casa que ocupe por más de cinco años!

Acabo de darme cuenta que la vida me estaba jugando una mala pasada, quede en blanco, no era capaz de responderle nada, no tengo nada que ofrecerle a mis hijos, o al menos era lo que ella quería que yo sintiera.

¡Pero no es así! ¡La vida no me queda grande! ¡Mama siempre puede!

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