Pablo
Supongo que él dice la verdad, es cierto que no todos son malos y no todas las personas son iguales, por Hanna he aprendido a ver un poco más allá de mis narices, a conocer las personas desde la ventana de su alma, así tal y como lo muestra ella. Él me pasa un teléfono, uno de sus teléfonos pequeños con batería extraíble, me hace señas para que lo esconda y vuelve a mirar hacia atrás.
—Tengo entendido que no le dejan llamar a sus familiares, tampoco lo dejan comunicarse con un abogado y usted sabe que eso está mal. Alcancé a darme cuenta en sus documentos, que usted es abogado, así que prepare algo en su mente para que mientras que no lo dejen contratar a uno, usted se pueda defender. —Asiento con mi cabeza para luego sentarme y quedarme frente de él.
—Lo tendré en cuenta, le aseguro que le voy a pagar por los minutos que gaste haciendo las llamadas, también le compensaré por todo lo que está haciendo por mí —pronuncia con mi tono de voz débil.
—Llame solo a una persona, porque